martes, 27 de julio de 2010

Día 7: 23 de julio - Praga

Hoy, después de la 'serbian-girls-night', Joselu tenía que volver a Madrid en avión, y aunque el vuelo salía a las 12 del mediodía, se ha levantado a las 8:30 para asegurarse de no perdeerlo, y también para despedirse caballerosamente de 'su' serbia (acompañado de Javi, que había madrugado y quería preguntarle a las serbias qué había pasado la noche anterior. Es un puto cotilla).

Cuando Joselu se ha ido al aeropuerto, los demás han ido amaneciendo gradualmente para ir a coger el tren que nos llevaría a Dresde (que es la escala que nos habíamos propuesto en nuestro viaje a Praga). Allí hemos hecho una parada para comer y poco más. Y después coger otro tren ya hacia Praga.

Cuando hemos llegado a Praga el tiempo no nos acompañaba. Así que nos hemos acoplado en el hostal (que con diferencia es el más 'snob' en el que hemos estado), donde compartimos habitación con un señor calvo, dos chicas australianas y un paquistaní-inglés.

De tarde-noche hemos salido a ver la ciudad, pero entonces ha caído el diluvio universal, nos ha pillado desprevenidos y no habíamos construído un arca, así que hemos visto la torre del reloj, por recomendación de Quico (a quien, a pesar de estar en Praga al final no hemos visto, aunque Toni se ha empapado en el centro de una plaza intentando localizarle). Hemos cenado en un italiano, en el que hemos podido pagar en euros, y después (que aún llovía), nos hemos vuelto al hostal con un cargamento de botellas de 0'5l. compradas a 25 coronas checas (aprox. 1€/botella) y nos hemos apalancado en la 'Sala común'. Parecía aquello Hogwarts con la sala de la casa Griffindor. Ridículo.

Cuando el cansancio ha podido con nosotros, nos hemos retirado a nuestros aposentos.

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