viernes, 30 de julio de 2010

Día 12: 28 de julio - Zúrich, Milán

Ayer por la noche, en un alarde de estupidez por nuestra parte nos dimos cuenta de que el tren Múniz-Zúrich que queríamos coger hoy salía demasiado tarde, así que empezamos a buscar trenes que hicieran ese trayecto antes. Pero el único que había antes del mediodía salía a las 7:15 de la mañana, así que hoy nos hemos tenido que levantar a las 6:00 de la mañana (porque somos como unas señoritas y necesitamos mucho tiempo para hacer las maletas y asearnos). El caso es que nos hemos montado en ese tren mañananero y hemos dormido a pierna suelta hasta llegar a Zúrich.

Cuando hemos llegado a Zúrich hemos hecho nuestra ya típica parada para comprar algo que comer en un supermercado y nada más. Como curiosidad os diremos que en Suiza aceptan euros para pagar, pero sólo billetes (nada de monedas, que son chatarra para ellos), y el cambio te lo devuelven en francos suizos. Así que hemos comprado nuestro almuerzo de baja calidad gastronómica y no hemos salido siquiera de la estación de Zúrich, porque llovía bastante y además nuestro tren a Milán salía en poco tiempo.

Cuando hemos visto nuestro tren a Milán (que ha sido nuestro último tren en el InterRail), nos hemos frotado las manos, porque era un Pendolino italiano (como los 'Avant' españoles) y somos unos enamorados de montar en los trenes de alta velocidad sin pagar. Somos así.

La idea de pasar por Zúrich para ir a Milán (y no por Verona, que es más corto) venía de que habíamos oído que los ferrocarriles en Suiza eran preciosos porque veías todo el país en tren: unos paisajes impresionantes de montañas, valles, ríos y lagos; y también las curiosas infraestructuras que tienen: túneles para salvar las montañas, y viaductos para salvar los valles; constantemente túnel, puente, túnel, puente. Ha sido muy bonito.

La anécdota del tren Zúrich-Milán se ha producido cuando el revisor nos ha dicho que con el billete de InterRail había que pagar un suplemento de 16 francos suizos (unos 13 euros) si queríamos seguir hacia Italia, y si no lo pagábamos debíamos bajarnos en Chiuso, que era la última estación en Suiza. Nos ha dejado chafados, porque nosotros habíamos alardeado de que habíamos montado en más de 10 trenes seguidos sin tener que pagar (algunos incluso de alta velocidad, en Alemania y Austria), y ahora en el último minuto del partido nos han hecho pagar. Es como ganar un partido 7-0 y que te metan un gol en el minuto 90. Te chafa.

Cuando por fin hemos llegado a Milán, nos hemos asentado en el hostal más sórdido de todos a los que hemos ido en todo el viaje. En un edificio antiguo, con un ascensor del siglo XIX, un hostal con una sola planta (y sospechamos que con sólo 6 ó 7 habitaciones), nos ha tocado una habitación que parecía la de una casa rural española de los años 60, sólo faltaba un crucifijo encima del cabecero de la cama. Despúes de sobreponernos al shock temporal que hemos vivido, le hemos preguntado a la recepcionista, que era dominicana, por dónde debíamos salir de fiesta en Milán, y nos ha recomendado tres zonas: Una de discotecas (tipo dance, house, trance, etc.), otra zona más pija (que incluso ella nos ha dicho sutilmente que con nuestras pintas no íbamos a hacer nada allí), y otra de cervecerías, bares y pubs. Así que nos hemos ido a esta última, dejando para mañana el turismo.

Esta zona de marcha estaba a los lados de un canal muy bonito, pero la edad media de la gente que había allí rondaba los 37 años. Así que nos hemos tomado una cerveza, y tras dar una vuelta de reconocimiento y ver que no había nada que hacer nos hemos ido. El Chino y Pere han insistido mucho en ir a la zona de marcha 'pija' y nos hemos metido en un tranvía para allá, pero en mitad del trayecto el tranvía ha pasado por una plaza llena de gente joven bebiendo en la calle (como debe ser, costumbres sudeuropeas: El botellón, que en Milán es legal). Nos hemos bajado del tranvía y allí que nos hemos puesto. La plaza en cuestión, la de la iglesia de San Lorenzo el Mayor, tiene gente sentada en el suelo, algunos tocando instrumentos (con fines claros: Aparearse), y locales que venden alcohol al rededor.

A eso de las 2:00am la plaza se ha ido vaciando, así que nos hemos ido. El Chino y Pere seguían insistiendo en ir a la zona 'pija', pero Juan, Toni y Javi no. Así que estos tres se han ido andando al hostal. Lo curioso ha sido que al final Pere y el Chino se han rendido en su búsqueda de fiesta milanesa y se han ido al hostal poco después, pero sin embargo han llegado antes que Toni, Javi y Juan, porque estos tres tontos se han perdido y han tardado media hora más de lo normal en llegar al hostal.

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